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Gestionar desde la confianza

¿Y si las motivaciones para emprender ya no fueran las mismas que antes?
October 31, 2025 by
Gestionar desde la confianza
Diego Garciacelay
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Durante mucho tiempo, tener una empresa fue sinónimo de tener más.

Más dinero, más empleados, más estructura, más poder.

El éxito se medía por volumen y crecimiento.

Y los incentivos para quienes trabajaban en esas empresas respondían a esa misma lógica: el premio era el salario, la estabilidad o la posibilidad de subir un escalón en la jerarquía.

Pero siento que algo cambió.

Y no hablo solo de mí. Cada vez veo más personas que deciden emprender o liderar proyectos con una motivación distinta.

Ya no se trata tanto de “tener”, sino de “vivir”.

De poder disponer del propio tiempo, de sentirse libres dentro del trabajo, de que lo que hacemos tenga sentido más allá de lo económico.

Yo mismo me descubrí cambiando mi mirada.

Durante años pensé que el objetivo de tener una empresa era alcanzar cierta libertad financiera, pero en realidad lo que buscaba era libertad, punto.

Y esa libertad no se alcanza solo con dinero, sino con una forma diferente de vivir y de trabajar.

Una forma que permita disfrutar el proceso y no solo esperar el resultado.

A partir de ahí empecé a pensar también en cómo motivar a mi equipo.

Si yo ya no mido mi éxito solo en términos económicos, ¿por qué esperaría que los demás lo hicieran?

Si quiero que las personas trabajen como si la empresa fuera de ellas, ¿no debería ofrecerles algo parecido a lo que tendrían si realmente lo fuera?

No me refiero a participación accionaria (aunque podría ser parte), sino a algo más profundo: sentir libertad, tener autonomía, poder decidir, crecer, ser escuchados, y sentir que su desarrollo personal está vinculado al crecimiento de la empresa.

Y ahí es donde creo que estamos ante un cambio de época.

Porque los viejos incentivos —el sueldo, el título, la estabilidad— ya no alcanzan.

La nueva generación no busca “subir en la empresa”, busca que la empresa no le quite su vida.

Y cuando eso pasa, hay que rediseñar los premios.

Dar más libertad, más confianza, más espacio para crear y equivocarse, menos control y más propósito.

No digo que sea fácil.

Ni que tenga todas las respuestas.

A veces me siento un poco fuera de lugar cuando hablo de esto.

Como si liderar desde la libertad y la confianza fuera un acto de ingenuidad.

Como si las empresas todavía necesitaran que todo esté medido, que todo se controle.

Pero cuando pienso en el tipo de cultura que quiero construir, no encuentro otra forma de hacerlo.

Porque si parto de la desconfianza, todo lo demás se contamina.

También me pregunto a veces si hago bien en hablar tanto de estas cosas.

Si no debería “trabajar en silencio” y dejar que los resultados hablen.

Pero siento que, si me guardo estas reflexiones, me pierdo de otros puntos de vista.

Y quizás el valor esté justamente ahí: en abrir la conversación, en poner sobre la mesa ideas que nos incomodan un poco pero que nos obligan a repensar cómo y por qué hacemos lo que hacemos.

Tal vez no sea que la gente no quiera pensar distinto, sino que todavía no encontramos el lenguaje adecuado para llegarle a quienes también sienten que algo en el modelo tradicional ya no encaja.

Y si algo aprendí en este proceso es que cuestionar las reglas no es falta de respeto al pasado, sino una forma de seguir evolucionando.

No tengo una conclusión cerrada.

Solo una intuición: si cambió la motivación para emprender, también tienen que cambiar las reglas del juego.

Y tal vez gestionar desde la confianza no sea una utopía, sino simplemente el paso siguiente de una generación que ya no busca tener más, sino vivir mejor.

Gestionar desde la confianza
Diego Garciacelay October 31, 2025
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